Uno de los tesoros de la historia anabautista es el libro titulado Espejo de los Mártires, de van Braght. La segunda edición de 1685 fue acompañada de 104 grabados del artista Jan Luyken. Uno de los relatos que los anabautistas siempre han apreciado muy especialmente, porque refleja lo más profundo de sus convicciones, es la historia de Dirk Willems. Por eso el grabado de Jan Luyken ha sido reproducido cientos de veces, y todavía hoy muchas familias anabautistas cuentan esa historia a sus hijos. Una parte de la información que tenemos sobre el suceso viene de la tradición oral conservada en la villa de Asperen (Holanda), donde tuvieron lugar los hechos, y donde ya no hay anabautistas. En el año 1569 Dirk Willems fue capturado, juzgado y condenado por anabautista a finales del terrible gobierno del Duque de Alba en Flandes. Dirk consiguió escapar del castillo-prisión por una ventana, usando una cuerda hecha de trapos atados, y dejándose caer sobre el hielo que cubría el foso. Un guardia lo persigue. Dirk logra cruzar sobre el hielo el río Hondegat, debido al poco peso que tenía después del tiempo pasado en la prisión. Pero el guardia, más pesado, se hunde. Al escuchar el grito del guardia pidiendo ayuda, Dirk se vuelve y lo rescata. Pero entonces el guardia lo captura. Dirk fue quemado en la hoguera poco después.
«Así que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber, pues haciendo esto, harás que le arda la cara de vergüenza. No seas vencido de lo malo, sino vence al mal con el bien» (Romanos 12:20-21).