Jesús envía a sus discípulos a compartir las buenas noticias de su Reinado. Quien ha recibido una buena noticia, difícilmente se puede callar. Y, cuando esa noticia cambia la vida, uno desea que otros la reciban también.
Jesús enviaba a sus discípulos no sólo a proclamar la llegada del Reinado, sino también a sanar. De hecho, ambas tareas iban unidas (Lucas 9:1, Lucas 10:1-10). Orar por los enfermos es una maravillosa forma de proclamar las buenas noticias de que Jesús vive y está interesado en nosotros. Y muchas veces vemos la mano de Dios actuar cuando damos sencillos pasos de fe.
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