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Cristocentrismo

Jesús, el Mesí­as, es el centro de la fe cristiana. La iglesia cristiana se edifica sobre Cristo, sobre su persona, sobre su entrega en la cruz, y sobre sus palabras. Como dice Pablo, uno de los primeros seguidores de Jesús: «nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo» (1 Corintios 3:11).

Los primeros anabautistas se tomaron muy en serio el cristocentrismo. Con otros evangélicos, los anabautistas no aceptaron que la iglesia estuviese fundada sobre el obispo de Roma. El verdadero fundamento de la iglesia es lo que Pedro confesó: que Jesús es «el Mesí­as, el Hijo del Dios viviente» (Mateo 16:16-17). No sólo Pedro, sino todos los creyentes recibieron la potestad de «atar y desatar», para restaurar a los caí­dos y organizarse en iglesias (Mateo 18:15-22)

El cristocentrismo se refiere también a la interpretación de las Escrituras. Para los anabautistas, la Escritura se tiene que interpretar en comunidad, y bajo la guí­a del Espí­ritu. No basta una lectura individual o erudita. Es verdad que la Escritura tiene pasajes difí­ciles de entender. En estos casos, los anabautistas siempre pensaron que el criterio definitivo para interpretar la Escritura es Jesús. Así­, por ejemplo, si en el Antiguo Testamento se encuentran textos que admiten la violencia, pero Jesús llama a la no-violencia, hay que obedecer a Jesús.